miércoles, 22 de octubre de 2014

El personaje de la semana: José Luna Basurto


* Originario de la ciudad de Tlapa, Gro. Llegó a Ometepec a la edad de 5 añitos, con sus padres y hermanos.
* Su familia era de muy escasos recursos, su padre don Isaac Luna, trabajó arduamente para sacarlos adelante y para ello fue carpintero, zapatero, herraba caballos, mecánico, comerciante.
* José trabajó como chofer de un tractor para ayudar a su hermano Beto a realizar su sueño de convertirse en Piloto Aviador.
* Tiempo después también él se convirtió en Piloto Aviador y estuvo transportando pasajeros en una avioneta de su propiedad hasta aquél aciago día del accidente en el que estuvo a punto de perder la vida.
* Resultó con lesiones en la base craneal y múltiples fracturas en ambas piernas., mismas que lo mantuvieron inmóvil por más de 7 meses
* Conocer a Elizabeth Vázquez su esposa y casarse con ella lo considera una de sus más grandes bendiciones. Han logrado un feliz y armonioso matrimonio y complementan esa bendición sus 5 hijos y 12 nietos.
* Su tesón, su fortaleza y la dedicación de su esposa lo llevaron apostarle al negocio de la refaccionaria Luna que ha cumplido ya 39 años.
* Le han insistido una y otra vez que participe como candidato a presidente municipal de Ometepec, a lo que reiteradamente se ha negado, afirmando que ‘’No me gusta la política, eso no es para mi’’.

Karmelynda Valverde/Ometepec, Gro.

Don Isaac Luna Pantoja, su esposa doña Ernestina Basurto de Luna y tres de sus hijos: Gilberto, Rafaela (quien murió de pocos años) y José, llegaron a Ometepec cuando este último contaba apenas con 5 años de edad. Originarios de Tlapa de Comonfort, habían tenido que abandonar su terruño por motivos políticos, llegando primero a Azoyú y posteriormente la familia se mudó a Ometepec, sin embargo cuando doña Tinitita, (como cariñosamente la llamábamos en el Bello Nido) se embaraza de Arturo, regresa a su natal Tlapa para que el más pequeño de sus hijos también naciera allá.
La situación económica de la familia Luna Basurto era crítica. No contaban con los recursos suficientes, pero la entereza de don Isaac y su responsabilidad como padre y esposo, fueron el acicate para buscar el sustento de su familia como zapatero, herrero (herraba caballos y hacía herraduras), mecánico, comerciante ‘’De todo hacía mi padre, pero seguíamos mal económicamente. Don Daniel Palacios y mi papá eran muy amigos y él era muy amigo del dueño de la hacienda La Petaca y recomendó con este señor a mi papá para que fuera el administrador. Así que nos fuimos a vivir a la Colonia Miguel Alemán, en Rancho Alegre donde nos prestaron una casita. Yo comencé a trabajar ahí de tractorista. A nosotros nos tocó sembrar todos esos árboles
de mango, bueno ene se entonces fueron como 16 mil en 264 hectáreas y aproximadamente la mitad estaba sembrada de mangos petacones’’.
Su hermano Beto tenía la ilusión de convertirse en Piloto Aviador, pero el obstáculo de los recursos económicos le impedía irse a la Ciudad de México para realizarse profesionalmente. Ya don Isaac contaba con un sueldo seguro y tanto Beto como José también trabajaban y aportaban para el gasto familiar. Pero Beto seguía insistiendo en su deseo de aprender a volar aviones ‘’ Mi hermano Beto y yo hicimos un trato, que yo lo apoyaría con mi sueldo de tractorista para que él se fuera a estudiar y cuando el ya fuera Piloto él me ayudaría a mí y así lo hicimos. Ya para entonces comenzaba a mejorar nuestra situación económica. Semanalmente le mandaba a mi hermano y así pudo estudiar y conseguir su licencia de Piloto Aviador’’.
Fue el Dr. Martín Baranda López quien le prestó a Beto Luna para que comprara su primera avioneta. Por aquellos años no había carreteras transitables y las gentes de la región se transportaban en avionetas ‘’mucha gente solicitaba viajes para Cuajinicuilapa, Xochis, La Petaca y muchos otros lugares y mi hermano Beto en su avioneta volaba llevando y trayendo gente… entonces cuando vi a mi hermano convertido en todo un Piloto Aviador me dieron ganas de aprender a volar…y así fue como me fui a México a aprender la teoría y al regresar, la práctica la hice con mi hermano en su avioneta y con un piloto de la Hacienda La Petaca que tenía licencia de instructor y al momento en que acumulé mis horas de vuelo, obtuve mi licencia de Piloto Aviador, esto fue en 1957’’.
José comenzó a trabajar volando en la avioneta de su hermano, quien se la traspasó pues él ya había adquirido una nueva avioneta. Les iba bastante bien, pues diariamente hacían varios vuelos entre Ometepec y pueblos circunvecinos. José y Beto se regresaron a vivir a Ometepec. Ellos fueron parte de ese grupo de pilotos que con decisión y valentía, marcaron una época dorada dentro de la aviación en el Bello Nido. ‘’éramos como ocho pilotos con avionetas en Ometepec. El primero fue Bode, Rubén Vázquez, Carlos Merchant, Gonzalo Márquez, ya después vendrían Eliuth y Manuel Oliva…Beto Márquez, René Moreno que era de San Marcos y le decían ‘’El Zanate’’’’.
En los dos años que estuvo volando José Luna, tuvo dos accidentes. El primero sin consecuencias, pero en el segundo, por poco pierde la vida ‘’Fue despegando de un campo aéreo chico y me falló el motor y me caí. Cuando un motor de cualquier avión falla en el aire, tienes tiempo para planear, ver a dónde vas a realizar un aterrizaje forzoso…pero donde me tocó había unos árboles y ahí fue a estrellarse mi avioneta. Esto fue en Santa María del Rincón, en Putla, Oaxaca. El impacto fue terrible, me fracturé las dos piernas, y tuve un golpe fuerte en la barbilla pues al impacto me estrellé con el tablero de la avioneta, pero no perdí el conocimiento, Llevaba 250 kilos de carga, que es lo que pueden cargar esas avionetas. Así fracturado y todo yo solo salí de la avioneta…gracias a Dios no se incendió, porque el tanque de combustibles esos aviones lo traen en las alas, y al estrellarme se rompió por el impacto y me bañó de gasolina. Me accidenté a las doce del día…yo ya había salido de la avioneta cuando llegaron algunas gentes y les pedí que mandaran un telegrama avisándole a mis padres…me quisieron poner en una hamaca para cargarme pero ya los dolores eran insoportables. Cuando mi hermano Beto, acompañado del
doctor Martín Baranda, llegaron a recogerme un piloto que vino de Putla ya me llevaba rumbo a ese lugar y ya era casi de noche’’.
Cuando Beto Luna y el Dr. Baranda llegaron a Putla, encontraron a José ahí en el campo de aviación con tremendos dolores, pues las piernas las tenía literalmente hechas pedazos. El Dr. Baranda tuvo que suministrarle una inyección de morfina y esa noche durmieron ahí en el campo de aviación. Al siguiente día volaron a Ometepec, para tomar el avión de Aerovías Rojas que lo llevaría hasta la Ciudad de México ‘’Este avión era un DC 3 de 28 pasajeros, que hacía la ruta México-Ometepec-Cacahuatepec-Pinotepec-Putla y México. Mis padres ya me esperaban en el campo de aviación de Ometepec, para tomar el avión de ruta al que tuvieron que quitar la puerta para poderme subir en una camita. En el trayecto perdí el conocimiento, justo a las 24 horas de haber tenido el accidente. El Dr. Baranda también viajó con nosotros…hacía un par de años que había terminado su Carrera y tenía relaciones en México…una ambulancia nos recogió en el aeropuerto y me llevaron a la Cruz Roja pero ahí no me hacían nada más que estarme dando calmantes…entonces me llevaron al Sanatorio Gastón Melo, que estaba adjunto al Hospital General pero era particular. Ahí me atendió el Neurocirujano Edmundo Reyes Armijo, quien me operó tres veces el cerebro…el golpe en la barbilla había sido tan fuerte que hubo una lesión en la base cerebral y una vena se reventó y sangró….esto provocó que el cerebro se fuera inflamando…no me daban esperanzas de vida’’.
José Luna estuvo inconsciente 30 largos días, lo que significó una agonía para sus padres que estuvieron a su lado clamando a Dios por su recuperación. Y Dios les hizo el milagro: su hijo José comenzó a reaccionar. Llevaba ya 40 días internado cuando volvió en sí. Entonces comenzaron las operaciones de las piernas, principalmente la izquierda a la que le tuvieron que injertar un hueso y quedó enyesado de todo el cuerpo, ¡acostado boca arriba durante siete meses! ‘’Lo ´único que podía mover era la cabeza y los brazos. El 13 de agosto de 1959 nos regresamos a Ometepec y me llevaron a La Petaca, pero no aguanté el calor por el yeso y entonces me trajeron a Ometepec. Yo no estaba del todo bien y me llevaron al Centro de Salud que en ese entonces estaba a cargo de un excelente amigo el Dr. Efraín Guillén…me dijo que no había quedado bien y tuvieron que llevarme de regreso a México y ahí estuve hasta el mes de Mayo de 1960, cuando ya regresé sin el yeso, estuve primero en silla de ruedas, luego con muletas y por último con un bastón’’.
El deseo de José Luna era seguir volando. De hecho una vez rehabilitado volvió a volar pero al enterarse su señora madre doña Tinitita le sentenció ‘’Si tú insistes en volar, olvídate de mí’’ y prefirió ver a sus padres libres de angustias ‘’Entonces mi hermano Beto me dio una cantidad y puse un negocito de abarrotes en la casa del Dr. Martín Baranda, frente al zócalo y al restaurant ‘’Los Balcones’’… Licha mi esposa y yo ya habíamos sido novios pero habíamos terminado. De hecho cuando me accidenté ya no éramos novios, pero nos volvimos a hacer novios el 13 de agosto, al año de mi accidente…nos encontramos en la boda de Rubén Vázquez con Yolanda Morales y un año después ¡nos casamos!. Yo le doy gracias a Dios por haber puesto en mi camino a una mujer como Licha, mi esposa…doy gracias a Dios, por mi hermosa familia, mis hijos, mis nietos…todos ellos son mi más grande bendición’’.
De inmediato descubrió que Licha su esposa no solamente era su complemento, su compañera de vida, sino que también era una mujer activa y sumamente trabajadora y entonces a un lado de la tienda de abarrotes en la que además vendían tanto gas, como llantas o aceite para carros, pusieron una nevería que fue en aquella época lugar preferido de la chamacada ometepequese. También pusieron un taller de huaraches y una paletería. Pero la fortuna parecía no querer sonreírles, se esforzaban mucho pero finalmente los negocios no prosperaban. Fue su esposa, Licha, con mucha visión, quien le sugirió que pusieran una refaccionaria ‘’Mi papá tenía una gasolinera en Cuaji y ahí tenía también una refaccionaria chiquita…una vez estaba yo ahí y llegaron a buscar unas bujías y no las tenía y me comenzó a entrar la inquietud y mi esposa me animaba…ella había estado insistiéndome con lo de la refaccionaria. Marco Antonio López hijo de Margarita Galán, tenía una refaccionaria en Chilpancingo y venía a vender bujías y otras refacciones con los taxistas y yo le comenté que quería poner una refaccionaria y me dijo ¿Qué negocio tienes? Y le dije carros de volteo y que me dice ‘’Ponla José, y vas a ver qué vas a vender esos carros de volteo para invertirle a la refaccionaria’’ …empezamos con un localito…de ahí nos venimos a la casa de don Joaquinito Álvarez, junto a la Agraria…y ya después compramos este terreno en el que actualmente está la refaccionaria’’.
La refaccionaria Luna está a punto de cumplir 39 años, de estar atendiendo a sus clientes no solamente de Ometepec, sino de otras partes de la Costa Chica. José Luna y Licha Vázquez han conformado una sólida relación basada en el amor, respeto y comprensión. Juntos han procreado a 5 hijos, todos ellos con carreras universitarias, hombres y mujeres de bien y 9 nietos ‘’Dios nos permitió tener la solvencia para mandar a estudiar a nuestros hijos a México y todos regresaron a Ometepec, aunque actualmente Alejandro está en Chilpo-pero llegó un momento en que los cinco con sus familias estaban aquí. No tengo como agradecer a Dios tantas bendiciones’’.
Tanto José como Licha gozan del aprecio y reconocimiento como gente de probidad comprobada. Es por ello que en más de una ocasión, lo han invitado para que participe en contiendas políticas para presidente municipal a lo que reiteradamente se ha negado ‘’No me gusta la política…yo no sirvo para eso’’.

2 comentarios:

  1. Dios me permitió conocer a Don José Luna mientras crecía, lo vi como un hombre correcto, regio y amable. Muy querido por sus hijos y sobrinos. Siempre lo recuerdo como el hombre detrás del mostrador de a refaccionaría Luna atendiendo clientes, Yo me percataba mas de eso en los tiempos de vacaciones cuando mas actividad había en su casa por la visita de todos sus hijos y sobrinos que regresaban de estudiar de la capital. Don José, Dios continúe bendiciendo su gran labor y contribución a la historia de nuestro Bello Nido le deseo que Dios alargue mas y mas sus días en esta tierra y lo siga colmando de bendiciones.

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  2. Larga vida a Don José Luna y su bella familia, efectivamente un hombre destacado en la región en el ámbito comercial y en el mundo de la aviación por estos lares me refiero a la Costa Chica de Guerrero y La Costa de Oaxaca;, gran amigo de mi padre el Sr. Patrocinio Torres Barroso, mejor conocido como Hito Torres, colegas en la aviación, ellos se deicían "Gran jefe", (Como versa un corrido que por ahí he escuchado) siempre oí a mi padre referirse a él como una persona ejemplar. Los luna Vazquez han servido a la región en diferentes épocas y ámbito, no cabe duda formó una gran familia Don José. Dios le bendiga.

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