lunes, 2 de junio de 2014

RECORDANDO MÁS Y MÁS

(ANECDOTARIO)

Angelina Díaz Pamplona VDA. de Valverde (+)

Así también en todo lo que fue el campo de aviación, hoy se encuentra poblado totalmente; a mi en lo particular, me entristece que sea así ya que si en un momento dado se necesitara el aterrizaje de un avión tendríamos espacio para ello. Estoy recordando que había un pequeño barrio entre el de Talapa y el del Colegio Viejo, que le decían el de La Pila del Monte y su nombre obedece a que ahí había una pila grande en medio del monte, pues en la década de los veinte y hasta los treinta, en ese lugar no había casas y era solamente monte, pero la pila esa siempre tenía agua.
El Pescadillo, que en esas décadas era sólo un punto de referencia en los planos, es otro de los muchos lugares que hay en mi terruño, donde el agua está ‘’a flor de tierra’’ y ahí también se construyó un ‘’Torito’’ para proteger el agua del polvo y basura. Anteriormente, pensar en ir al Pescadillo, era como hacer un día de campo porque nos parecía muy retirado del centro; en cambio ahora, ha crecido aceleradamente y se ha convertido en una colonia muy habitada, Por ahí se cruza para llegar a la unidad habitacional del FOVISSSTE, donde fueron construidas canchas de futbol y basketbol.
Uno de los barrios de mayor renombre y tradición es el Barrio de la Hontana, porque gente muy conocida e importante vivía en este barrio uno de ellos, el poeta Juan García Jiménez, quien a la orilla del arroyo que da nombre al barrio, dejó enterrado su ombligo. La reconocida y recordada maestra María Elisa Jiménez, nació en este barrio también, y al pensar en ellos, no puedo evitar acordarme de un primo hermano de ambos que se llamaba Beto Pacheco.
Beto era un hombre mayor que nunca se casó y que vivió siempre en la casa materna. El era un hombre por demás simpático, un poco lento para platicar, pero muy acertado en lo que decía. Tenía una mente privilegiada, a tal grado, que cuando alguien quería negar su edad, él se la ratificaba con santo y seña ¡hasta la hora del nacimiento!. Además, si en le día que nacía alguna criatura, en el calendario Galván (que era el que se usaba en esos tiempos para escoger el nombre) tocaba el nombre de determinado santo o santa, como por ejemplo Torcuata, Benigna o Nepomuceno, a Beto no se le olvidaba y aunque se bautizara al chiquillo con otro nombre, él lo llamaba con el nombre que en el mentado calendario había tocado. Ese era el caso de una muy querida prima mía, que nació el día de San Aristeo (3 de septiembre). A ella la bautizaron con el nombre de María del Carmen, pero Beto Pacheco siempre la llamó Aristea.
El oficio principal de este hombre era la herrería, por lo que en un costado de la casa de su familia, se hallaba la fragua donde hacía la maniobra de los hierros. Beto contaba, entre otras cosas, que también la hacía de dentista y que tenía un método infalible para sacar las muelas (en los años en que no había dentistas en mi pueblo). Decía Beto que todo era cuestión de colocar al paciente, lo más cerca que pudiera de la fragua, entonces se amarraba fuertemente la muela afectada , con un
cordón, cuyo otro extremo se ataba en el pie del paciente y entonces emprendía el trabajo de la fragua, para que cuando comenzara a arrojar chispas y quemaran al paciente, este estiraría el pie con violentamente, tratando de evitar las quemaduras, y que, al final, ni cuenta se daba a que horas salía la muela. Beto tenía tal manera de contar estas hazañas, que el tiempo amenamente con él. También arreglaba huesos fracturados, luxaciones, etc. y fumaba sabrosamente el tabaco.
En la rivera opuesta del arroyo de la Hontana se hallaba la casa de Francisco Noriega, por tal razón, en una de las chilenas del rumbo, hay un verso que dice ’’Las Palmeras de Pacheco y de Francisco Noriega’’. Por otro lado arroyo arriba, estaba la casa de un hombre que fue muy importante en Ometepec, me refiero a don Efrén Sandoval Gil. Este señor poseía una recia personalidad, que le hizo llegar tres veces a la presidencia municipal, pero su mayor mérito fue sin duda, que siempre se manejó con rectitud., por lo que se ganó la simpatía del pueblo entero.
Su casa siempre se distinguió por la construcción que era fuera de lo común y el arroyo de la Hontana le bañaba los cimientos sin prejuicio alguno pues había sido construida con una buena cimentación. Don Efrén se unió en matrimonio con la señora Cira López, con quien formo una numerosa familia.
Cruzando el arroyo por la calle Vicente Guerrero, hay un puente muy antiguo que ha sido funcional para los habitantes de esa zona, sobre todo en época de lluvias, cuando hay crecidas repentinas. También sobre la calle Juan García Jiménez hay acceso perfecto, gracias al puente que en el periodo del Lic. Jaime López Jiménez, se logró, dándole un aspecto bonito a la calle en la cual se encuentra hoy el Comedor Amparito, un amplio y bonito lugar que transformó por completo el recuerdo que tenía de la casa y panadería de doña Lala Montor, y con la evocación de esa casa, viene también a mi memoria, el aroma del riquísimo pan y demás antojitos que esta señora preparaba.

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