(Anecdotario)
Angelina Díaz Pamplona Vda. de Valverde (+)
En
esos días se llevaba a cabo una auditoría en la agencia Singer a cargo
de mi esposo, y la persona que la estaba practicando se hospedaba en el
Hotel Guadalupe. Hago mención a todo esto porque el señor Taboada, que
era el nombre del inspector enviado por la compañía Singer, fue parte
importante del acontecimiento que enseguida les relataré.
A
medida que transcurrían los minutos, el ánimo de las personas que se
encaminaban hacia la iglesia iba tornándose exasperado. Llevaban en las
manos palos, ladrillos, varillas, etc. al tiempo que gritaban ‘’Viva
Cristo Rey’’ ‘’Muera el Comunismo’’ ‘’Vamos a acabar con ellos’’
Nos
llamaron mucho la atención los gritos amenazantes y las consignas, pero
ni mi esposo ni yo teníamos la menor idea de qué o quién había
provocado tal exacerbamiento. Para salir de dudas les preguntamos a
unas de las personas que pasaron bien ‘’armadas’’ y nos informaron que
el Párroco Félix Bello había estado exhortando a los fieles en cada una
de las misas del domingo, para que en la tarde se reunieran en el atrio
de la iglesia y de allí partieran, cruzaran por el viejo mercado dando
la vuelta en la casa que fuera del Güero Vázquez, bajando toda esa calle
de la familia López Carmona, hasta llegar al Barrio de San José y de
ahí dar vuelta para salir al Tancón y tomar la calle derecha, con la
encomienda de ir recogiendo en el camino, cuanta piedra o cualquier
objeto que pudiera servirles para el ‘’ataque’’ que pensaban llevar a
cabo. La idea era llegar al Hotel Guadalupe y desde ahí y sin ningún
miramiento, acabar con los ‘’comunistas’’ que ahí se hospedaban.
La
falsa información que al sacerdote Bello le habían llevado, ocasionó
todo este movimiento. Todo fue urdido por ciertos paisanos
ometepequenses y aquí va la historia que comienza con una carta que
supuestamente se le había caído al cartero sin que este se diera cuenta,
y muy oportunamente uno de los alborotadores la había encontrado y en
lugar de entregarla al destinatario , decidió enterarse de qué se
trataba.
Claro que como esa carta no existió jamás; bueno, esa
fue una falacia, pero sí existía la que ellos mismos escribieron y la
entregaron al sacerdote para sorprenderlo. La dichosa carta hablaba de
una relación entre el LIc. Lombardo Toledano y Macrina Rabadán, con el
Profr. Luis A. Gil, que en esos días fungía como agente del Ministerio
Público por ministerio de Ley. Los otros dos personajes que
supuestamente tenían relación con el Comunismo era el Dr. Efrén González
Luna y el Profr. Roberto Sánchez Vega. El primero era director del
Centro de Salud y el segundo era director de la Escuela Secundaria
Cuauhtémoc, de ahí que lo que pudimos entender una vez que había pasado
el conato de linchamiento, que los que habían urdido el perverso plan,
pretendían ocupara los puestos que ocupaban el Profr. Luis, el Dr.
González Luna y el Prof. Sánchez, y que no habiéndoseles ocurrido otra
manera de desprestigiarlos y que fueran despedidos de sus trabajos,
pensaron en acusarlos de ‘’comunistas’.
El padre Bello y el padre
Lluvias, una vez convencidos de que los ‘’comunistas’’ estaban
hospedados en el Hotel Guadalupe, iniciaron la marcha hacia ese lugar de
la manera que antes relaté. Para esto, las víctimas de este complot no
eran más que un grupo de seis estudiantes y Arqueología y Antropología,
quienes acompañados por unos maestros, para hacer en ella importantes
estudios relacionados con sus respectivas Carreras.
Había en el
grupo 3 señoritas las cuales asistían a oír misa, e inclusive a
confesarse pues pertenecían en la Ciudad de México a la Acción Católica,
congragación que existía hace unas décadas. Por esta razón, cuando nos
enteramos lo que pretendían hacer con ellos, mi esposo, muy preocupado,
se dirigió al Hotel Guadalupe para ponerlos sobre aviso. Como el que
nada debe, nada teme, muy quitados de la pena alegaban que no tenían
nada que ver con los señalamientos que les hacían. Es más, las señoritas
alegaban que ellas llevaban buena amistad con el padre Félix Bello,
con quien se habían identificado como personas muy católica e
integrantes de la Acción Católica en la ciudad capital.
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