(Anecdotario)
Angelina Díaz Pamplona Vda. de Valverde (+)
Ya en los años cincuenta entró la ruta de Aerolíneas Rojas, procedente de Oaxaca. Recuerdo que esta ruta comenzó con viajes de carga de todo tipo. También recuerdo que era el Capitán Vega el que hacía estos vuelos. Luego ya se instaló en los sesenta, una ruta que cubría Oaxaca, Pochutla, Pinotepa Nacional, Ometepec y México. En esta ruta trabajó mi hermano el CPA Domingo Díaz y aunque la tragedia donde perdió la vida no fue en esta ruta, sino cubriendo una ruta inaugural mientras estaba de vacaciones de Semana Santa, ya que el dueño, el Señor Rojas lo llamó para que piloteara este vuelo México-Aguascalientes, con la promesa de reponerle sus días de vacaciones, cosa que ya no permitió Dios pues al regresar de este vuelo inaugural, sucedió el terrible accidente al estrellarse el avión en el Ajusco.
VISITAS PASTORALES EN LOS AÑOS TREINTAS Y CUARENTAS.
En aquel entonces la Diócesis de Chilapa era la que guiaba a todo el estado de Guerrero y precisamente por esta razón, conocí muy de cerca todas las peripecias, unas muy serias y otras demasiado chuscas, ya que el Obispo en esa época era nada menos que mi querido y recordado tío Leopoldo Díaz Escudero, quien era Doctor en Filosofía, y años antes de, morir fue nombrado Conde Romano Pontificio, desde la Ciudad de El Vaticano.
El recuerdo que todos guardamos de él es que era un hombre lleno de bondad, de carisma y de sabiduría. El Señor Obispo acostumbraba hacer un recorrido por toda su diócesis, por lo menos una vez al año y guardo la creencia qué (aunque con mucho amor visitaba lo mismo La Montaña, la Costa Grande y la tierra Caliente) la visita que más le emocionada era la que realizaba a la Costa Chica y ahora verán porqué: Un hermano menor de los Díaz Escudero, que fuera sacerdote también, murió en San Marcos, Gro. Siendo muy joven y ejerciendo su apostolado. En Ayutla de los Libres había contraído matrimonio su hermano Pedro, con una señorita de ese lugar de nombre Fe Garzón. Después se trasladó la familia a Ometepec, en donde don Domingo (el Benjamín de la familia) se casó con la señorita Laura Pamplona Guillén, mis padres.
Estando en Ometepec, falleció doña Rafaela Escudero Vda. de Díaz, la madre de los Díaz Escudero y abuela paterna mía, quien quedó sepultada ahí mismo. Por todo esto el Señor Obispo se sentía muy arraigado y lleno de cariño por la Costa Chica, además de que disfrutaba mucho de las ocurrencias de mis paisanos, así como de los olores y sabores de nuestras exquisiteces culinarias costeñas.
Los recorridos o vistas del Obispo y todo su séquito eran por caminos de herradura, por tal razón conocía perfectamente todas y cada una de las costumbres y ocurrencias que abundan entre los costeños.
Esas tantas anécdotas que les sucedían en el viaje, que tanto él, como sus acompañantes de recorrido, que terminaba precisamente en Ometepec, disfrutaban platicándolas y aquí las reproduzco como las recuerdo.
Comentaban que cierta vez que descansaron en la ciudad de San Marcos, los lugareños tuvieron a bien brindarles un banquete. Cuando ya los llamaron a la mesa, un sobrino del sacerdote encargado de la parroquia de ese lugar, muy acomedido se puso a limpiar los platos que correspondí al lugar que ocuparía el Señor Obispo. Al acercarse el sacerdote, tío del muchacho alarmado exclamó:
-¿Qué estás haciendo Pillo, los platos no se limpian con el pañuelo?-
Sin inmutarse siquiera el aludido, respondió:
-Pero si el pañito ya está sucio tío, no te preocupes-
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