El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, exigió y urgió a las autoridades el esclarecimiento del asesinato del sacerdote de la diócesis de Ciudad Altamirano, Gregorio López Gorostieta, encontrado muerto el pasado 25 de noviembre, cuatro días después de que individuos armados se lo llevaron del seminario.
El prelado católico dijo que no han hecho una petición específica de seguridad al gobierno del estado, sin embargo en Acapulco los sacerdotes ponen en práctica un protocolo de seguridad que ellos mismos diseñaron.
En un comunicado que leyó el arzobispo, recalcó que el asesinato del presbítero Gregorio López Gorostieta, formador del seminario mayor “La Anunciación” de Ciudad Altamirano, les provoca una pena “indescriptible” que los embarga como comunidad, iglesia y sociedad.
Garfias Merlos enfatizó que la Arquidiócesis de Acapulco se une al grito de denuncia y exigencia de “¡basta ya!” que hizo la Conferencia del Episcopado Mexicano el pasado viernes 26, un día después de que fuera encontrado muerto López Gorostieta.
“No queremos que hechos como estos se repitan, no queremos que sigan dando situaciones de violencia que tanto han lastimado y lacerado a cientos de familias a lo largo y ancho del territorio nacional”, dijo.
También exigió y urgió a las autoridades el esclarecimiento de “tantos casos” de violencia que han provocado indignación y dolor.
El arzobispo insistió en el llamado a la paz, reconciliación, conversión y perdón, así como a la unión para lograr la tranquilidad que se requiere para la construcción de un mejor país.
A pregunta de un reportero en relación a la investigación del homicidio del sacerdote, el arzobispo dijo que el gobierno del estado inició la misma, que hubo una reunión entre el fiscal Miguel Ángel Godínez con el sacerdote responsable del caso en Ciudad Altamirano, el padre Javier Castrejón, quien dio las facilidades para la consulta a las personas que puedan ofrecer información que la averiguación requiera.
De si López Gorostieta recibió alguna amenaza antes de que fuera desaparecido y encontrado muerto, Garfias Merlos dijo que no tener información o conocimiento de ello; así como tampoco que exista un indicio de que los sacerdotes muertos en el año hayan estado relacionados con la delincuencia organizada.
“No hay ningún indicio, son muertes, son más dolorosas y estremecedoras porque son sacerdotes que están en el cumplimiento de su ministerio, nosotros estamos cumpliendo con nuestra misión, yo voy a seguir predicando el evangelio aquí y en todos lados, si dentro de eso me toca, me encomiendan a Dios”, expresó.
Del hecho de que cuatro de los cinco asesinatos que tiene contabilizada la Arquidiócesis de México en todo el país hayan sido en Guerrero, Garfias Merlos dijo que las estadísticas no son fáciles de manejar, que son datos “muy lamentables”, que parten de la dimensión que ha tomado la violencia, “que seguirá siendo el gran reto y desafío que podamos aportar para hacer la paz”.
El prelado católico dijo que no han hecho una petición específica de seguridad al gobierno del estado, sin embargo en Acapulco los sacerdotes ponen en práctica un protocolo de seguridad que ellos mismos diseñaron.
En un comunicado que leyó el arzobispo, recalcó que el asesinato del presbítero Gregorio López Gorostieta, formador del seminario mayor “La Anunciación” de Ciudad Altamirano, les provoca una pena “indescriptible” que los embarga como comunidad, iglesia y sociedad.
Garfias Merlos enfatizó que la Arquidiócesis de Acapulco se une al grito de denuncia y exigencia de “¡basta ya!” que hizo la Conferencia del Episcopado Mexicano el pasado viernes 26, un día después de que fuera encontrado muerto López Gorostieta.
“No queremos que hechos como estos se repitan, no queremos que sigan dando situaciones de violencia que tanto han lastimado y lacerado a cientos de familias a lo largo y ancho del territorio nacional”, dijo.
También exigió y urgió a las autoridades el esclarecimiento de “tantos casos” de violencia que han provocado indignación y dolor.
El arzobispo insistió en el llamado a la paz, reconciliación, conversión y perdón, así como a la unión para lograr la tranquilidad que se requiere para la construcción de un mejor país.
A pregunta de un reportero en relación a la investigación del homicidio del sacerdote, el arzobispo dijo que el gobierno del estado inició la misma, que hubo una reunión entre el fiscal Miguel Ángel Godínez con el sacerdote responsable del caso en Ciudad Altamirano, el padre Javier Castrejón, quien dio las facilidades para la consulta a las personas que puedan ofrecer información que la averiguación requiera.
De si López Gorostieta recibió alguna amenaza antes de que fuera desaparecido y encontrado muerto, Garfias Merlos dijo que no tener información o conocimiento de ello; así como tampoco que exista un indicio de que los sacerdotes muertos en el año hayan estado relacionados con la delincuencia organizada.
“No hay ningún indicio, son muertes, son más dolorosas y estremecedoras porque son sacerdotes que están en el cumplimiento de su ministerio, nosotros estamos cumpliendo con nuestra misión, yo voy a seguir predicando el evangelio aquí y en todos lados, si dentro de eso me toca, me encomiendan a Dios”, expresó.
Del hecho de que cuatro de los cinco asesinatos que tiene contabilizada la Arquidiócesis de México en todo el país hayan sido en Guerrero, Garfias Merlos dijo que las estadísticas no son fáciles de manejar, que son datos “muy lamentables”, que parten de la dimensión que ha tomado la violencia, “que seguirá siendo el gran reto y desafío que podamos aportar para hacer la paz”.
Sus propias medidas de seguridad
Agregó que en la arquidiócesis de Acapulco están haciendo el esfuerzo por tener protocolos de seguridad, medida que han compartido con otras diócesis, en donde dijo Garfias Merlos desconoce si se han impulsado o no.
Señaló que en el caso de la región Acapulco, Costa Grande y Costa Chica han hecho talleres para ir conformando los protocolos, así como propuestas de seguridad que enviarán a las autoridades.
De si existe un compromiso por parte del gobierno del estado para garantizar la seguridad de los sacerdotes en Guerrero, Garfias Merlos dijo que no ha habido ningún planteamiento directo en ese tema, que la Iglesia seguirá con su ministerio y buscando formas de seguridad, además de mantener el diálogo permanente con las autoridades.
De las acciones que está realizando la iglesia aparte de la oración para traducir el “basta ya” que manifestó el Episcopado, el arzobispo reiteró las cinco líneas que se marcaron desde la Conferencia del Episcopado Mexicano, entre ellas el llamado permanente a la paz, el diálogo y propuestas concretas a las autoridades para la seguridad.
La atención a víctimas, cuyos centros en Guerrero funcionan desde hace dos años y que promueven su réplica en otras diócesis, así como la creación de centros de atención a jóvenes con enfoque de paz, para lo cual dijo Garfias Merlos ya habló con el rector de la UAG, Javier Saldaña, y de escuelas particulares para trabajar en cultura, deporte, talleres, capacitación y alternativas de empleo.
En el comunicado, el arzobispo se solidarizó con los familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y los seis muertos de los hechos del 26 y 27 de septiembre.
Indicó que ha estado al pendiente, condenando los hechos “lamentables y dolorosos” que merecen “toda la atención y respuesta comprometida” de las autoridades y sociedad, “es cada vez más urgente que haya avance en las investigaciones y que se haga justicia”.
Recordó que han acompañado a las familias de los deudos y de los estudiantes desaparecidos, así como el mensaje del Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre, que pidió a los padres de familia que no pierdan la esperanza y la fe, así como la solidaridad del papa Francisco.
Agregó que la Iglesia está dispuesta a seguir trabajando y apoyando con lo necesario para superar la “dolorosa situación que hiere y lastima a toda la sociedad”.
Señaló que seguirán insistiendo en que se haga justicia y que no se vuelvan a repetir “jamás” ese tipo de “hechos tan lacerantes”.
De lo dicho por el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, que señaló que los crímenes del 26 de septiembre en Iguala son producto de la indolencia y olvido de las autoridades, el arzobispo dijo que ese tema es “bastante mencionado”, que se ha dicho lo mismo de diferentes maneras, por ello la Iglesia seguirá insistiendo en el esfuerzo del gobierno, y su responsabilidad, así como la de la sociedad, en el hecho.
Como parte de su mensaje de año nuevo, el arzobispo convocó a hacer frente a la “dolorosa situación de violencia en el país y en Guerrero”, a unirse y trabajar por un México en paz, “favoreciendo experiencias de encuentro personal y comunitario en el amor de Dios y a los hermanos, que impulsen a luchar por la verdad, la justicia, la libertad, el desarrollo y la paz”.
Señaló que en el caso de la región Acapulco, Costa Grande y Costa Chica han hecho talleres para ir conformando los protocolos, así como propuestas de seguridad que enviarán a las autoridades.
De si existe un compromiso por parte del gobierno del estado para garantizar la seguridad de los sacerdotes en Guerrero, Garfias Merlos dijo que no ha habido ningún planteamiento directo en ese tema, que la Iglesia seguirá con su ministerio y buscando formas de seguridad, además de mantener el diálogo permanente con las autoridades.
De las acciones que está realizando la iglesia aparte de la oración para traducir el “basta ya” que manifestó el Episcopado, el arzobispo reiteró las cinco líneas que se marcaron desde la Conferencia del Episcopado Mexicano, entre ellas el llamado permanente a la paz, el diálogo y propuestas concretas a las autoridades para la seguridad.
La atención a víctimas, cuyos centros en Guerrero funcionan desde hace dos años y que promueven su réplica en otras diócesis, así como la creación de centros de atención a jóvenes con enfoque de paz, para lo cual dijo Garfias Merlos ya habló con el rector de la UAG, Javier Saldaña, y de escuelas particulares para trabajar en cultura, deporte, talleres, capacitación y alternativas de empleo.
En el comunicado, el arzobispo se solidarizó con los familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y los seis muertos de los hechos del 26 y 27 de septiembre.
Indicó que ha estado al pendiente, condenando los hechos “lamentables y dolorosos” que merecen “toda la atención y respuesta comprometida” de las autoridades y sociedad, “es cada vez más urgente que haya avance en las investigaciones y que se haga justicia”.
Recordó que han acompañado a las familias de los deudos y de los estudiantes desaparecidos, así como el mensaje del Nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre, que pidió a los padres de familia que no pierdan la esperanza y la fe, así como la solidaridad del papa Francisco.
Agregó que la Iglesia está dispuesta a seguir trabajando y apoyando con lo necesario para superar la “dolorosa situación que hiere y lastima a toda la sociedad”.
Señaló que seguirán insistiendo en que se haga justicia y que no se vuelvan a repetir “jamás” ese tipo de “hechos tan lacerantes”.
De lo dicho por el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, que señaló que los crímenes del 26 de septiembre en Iguala son producto de la indolencia y olvido de las autoridades, el arzobispo dijo que ese tema es “bastante mencionado”, que se ha dicho lo mismo de diferentes maneras, por ello la Iglesia seguirá insistiendo en el esfuerzo del gobierno, y su responsabilidad, así como la de la sociedad, en el hecho.
Como parte de su mensaje de año nuevo, el arzobispo convocó a hacer frente a la “dolorosa situación de violencia en el país y en Guerrero”, a unirse y trabajar por un México en paz, “favoreciendo experiencias de encuentro personal y comunitario en el amor de Dios y a los hermanos, que impulsen a luchar por la verdad, la justicia, la libertad, el desarrollo y la paz”.
Contra la injustica y la pobreza
En el mensaje, que se titula “no esclavos sino hermanos”, Garfias Merlos dijo que es “doloroso, inhumano e inaceptable” que millones de personas vivan en condiciones de esclavitud, en diferentes sectores. El hecho provoca “injusticia, inequidad, pobreza, exclusión, falta de acceso a la educación, escasas oportunidades de trabajo, corrupción, complicidad de algunos miembros de las fuerzas del orden, del gobierno o de la sociedad”.
Por lo que invitó a todos a que realicen gestos de fraternidad con los que se encuentran en un estado de sometimiento.
Por su parte la Iglesia de Acapulco continuará con el acompañamiento a las víctimas de la violencia con enfoque de paz, para abrir caminos de esperanza, dijo.
“Hago un llamado urgente a todos, incluso en los más altos niveles de autoridades en las instituciones para que no sean cómplices, sino que tengan el valor de tocar la carne sufriente de Cristo, que se hace visible en el prójimo, especialmente en los pobres, a los que Él mismo llama mis hermanos más pequeños”, dijo.
Garfias Merlos manifestó que el inicio del nuevo año es la oportunidad para la conversión de las almas, “perdonas, apreciar, compartir y saber amar al prójimo”. Empezando desde la vida cotidiana, expuso.
Por lo que invitó a todos a que realicen gestos de fraternidad con los que se encuentran en un estado de sometimiento.
Por su parte la Iglesia de Acapulco continuará con el acompañamiento a las víctimas de la violencia con enfoque de paz, para abrir caminos de esperanza, dijo.
“Hago un llamado urgente a todos, incluso en los más altos niveles de autoridades en las instituciones para que no sean cómplices, sino que tengan el valor de tocar la carne sufriente de Cristo, que se hace visible en el prójimo, especialmente en los pobres, a los que Él mismo llama mis hermanos más pequeños”, dijo.
Garfias Merlos manifestó que el inicio del nuevo año es la oportunidad para la conversión de las almas, “perdonas, apreciar, compartir y saber amar al prójimo”. Empezando desde la vida cotidiana, expuso.
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