sábado, 30 de agosto de 2014

Recordando más y más

(Anecdotario)
Angelina Díaz Pamplona Vda. de Valverde (+)

No recuerdo con exactitud, pero tengo la idea de que logramos reunir con estos tres eventos, como seis mil pesos, más los diez mil que teníamos ya eran casi la mitad de lo que se consideraba necesario para dejar casi terminado el edificio. Como no teníamos aún respuesta del gobierno del Estado, seguíamos haciendo pequeñas rifas y a veces alguna cooperación que no afectara la economía de los padres de familia. Cuando menos lo esperamos recibimos la visita del Gobernador Caballero y encontrándonos en los altos del viejo palacio municipal, mandó a buscarnos al igual que a los demás integrantes del patronato. Cuando ya todos nos hallábamos reunidos en el lugar mencionado, nos recibió de inmediato el Gral. Caballero Aburto y nos comunicó que un material enviado por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno federal, por gestiones del gobierno estatal a su cargo, había sido enviado para la terminación del edificio de la Secundaria, y el cual se encontraba –por un error- afuera de la escuela El Porvenir Social, en donde ya estaban a punto de comenzar a descargarlo, por loq eu había llamado también al director de esa escuela, que era el Profr. José Manuel Añorve Noriega (Pepín) para explicarle la confusión.
Llenos de júbilo, tanto los que formábamos el Patronato, como el director que era el Profr. Roberto Sánchez Vega, en el acto nos trasladamos a la bodega que habíamos destinado para guardar el material que recibiríamos. La nota de remisión era por un importe de treinta y un mil quinientos pesos, así que con este material y los dieciséis mil pesos que habíamos reunido, teníamos más que suficiente –según los cálculos del Arquitecto- para concluir tres aulas, sanitarios y un espacio para laboratorio.
Los trabajos de construcción se reiniciaron en enero de 1961. Tristemente en esos días se dio la caída del Gobernador Raúl Caballero Aburto y fue un triste episodio tanto para él como para muchos de sus coterráneos. Los del Patronato teníamos fe en que el dinero que teníamos sería suficiente, nos faltaron después muchos detalles.
Nuevamente obtuvimos una gran ayuda, ahora del gobierno estatal interino. No se ni porqué motivos, se enteró Manuel mi esposo, que el secretario de Gobierno era un gran amigo suyo, compañero de escuela en sus mocedades allá en la Ciudad de México. Me refiero al Lic. Raúl Vélez Peralta, hermano del Doctor Humberto, de los mismos apellidos, y a quien conocíamos por haber permanecido varios años en Ometepec, como encargado del Centro de Salubridad en los años cuarenta y contrajo matrimonio, con una muy bonita muchacha ometepequense, Gloria Zamora. Ambos aun radicaban en la ciudad de Chilpancingo, tierra natal de los Vélez Peralta.
Pues bien, en cuanto mi marido tuvo noticias de este nombramiento, decidió ir a Chilpancingo, sin pensar en que estaba arriesgándose a no ser bien recibido por los chilpancinguenses, ya que después de la caída de Caballero Aburto, tomaron mucho rencor contra la gente de Ometepec.
Pero bendito Dios mi marido pudo llegar sin contratiempos al Palacio de Gobierno, fue bien recibido por el secretario de Gobierno, quien al enterarse de la petición de su amigo en pro de la escuela secundaria de Ometepec, de inmediato giró órdenes para que se enviara el nombramiento como Juez del Registro Civil, para que con estos ingreos se pudiera equipar y dejar bien terminada esa obra. Fue así, desde esa fecha, marzo de 1961, cuando se me entregó esa oficina, la cual instalamos en un sitio independiente por completo de la farmacia.
Durante dos años, los ingresos de esta dependencia, fueron única y exclusivamente para concluir la obra que nos habíamos echado a cuestas, enviando semanalmente, descripción y datos de lo ingresado, así como los libros correspondientes a cada mes. En el tiempo que transcurrió construyéndose el edificio, pasamos contratiempos de todo tipo, pero el que más recuerdo es el que nos provocó el alcalde en ese tiempo y que omitiré porque en realidad me da mucha pena. Resulta que cuando más requeríamos de una buena cantidad de agua para hacer el colado del edificio, recurrimos a un hidrante que era lo que en ese entonces instalaban en las calles, para que las personas que carecían de agua, pudieran abastecerse de ahí.
Precisamente afuera del edificio en construcción se hallaba uno de ellos y fácil se nos hizo pensar que podrían tomar el agua de ahí, avisando al ayuntamiento que íbamos a instalar una manguera para obtener el agua necesaria. Fuimos los del Patronato acompañados del Director de la escuela, con la idea de que tendríamos el apoyo necesario de la primera autoridad para la construcción de esta escuela pero ¡oh decepción! La respuesta fue un ¡NO! Rotundo y no sólo eso, sino que durante unos cuatro o cinco días, nos estuvo amenazando con que so colocábamos la manguera en el hidrante, mandaría a la policía a detenernos. Es más, cuando se le precisó lo importante y necesaria que era la escuela secundaria para la educación de los jóvenes, alzándose de hombros exclamó con un desplante, digno de su ignorancia:
- Para mí todo eso no es necesario…aquí me tienen a mí, sólo hice hasta el segundo año de primaria y aquí estoy ocupando la presidencia. Además, tengo más dinero y más vacas, que muchos de los que estudia y estudian-

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