lunes, 3 de noviembre de 2014
El personaje de la semana: Román Ponce Estrada
* Fue un niño que sufrió mucho, creció sin padre y su madre murió cuando él solamente tenía 9 años.
* Comenzó a trabajar a los 7 años, ayudando a acarrear las cajas de mercancía a las ‘’barilleras’’ que ponían sus puestos frente al zócalo.
* Con este trabajo ganaba diez centavos para almorzar. Luego vendió paletas, pasquines, y fue bolero.
* Siendo un jovencito, trabajó en la fábrica de ‘’gaseosas’’ de su madrina doña Laura Pamplona Vda. de Díaz.
* Luego entró a trabajar como aprendiz en un taller de orfebrería y comenzó a aprender a elaborar joyas de oro.
* Desde muy joven aprendió a ser muy ahorrativo y logró juntar un dinerito y poner su propio taller de orfebrería.
* Con fortaleza y decisión, logró superar todas las vicisitudes sufridas durante su niñez y adolescencia y comenzó a prosperar primero como distribuidor de joyas de oro.
* Uno de sus sueños era tener su propia familia y este se hizo realidad cuando conoció a Maya Lanche y surgió el amor entre ellos. Luego de un noviazgo relativamente corto, se casaron.
* Sus vidas se complementaron a la perfección no solamente como marido y mujer, sino además, en el negocio de oro y la forma de administrar los bienes.
* También se convirtió en un próspero ganadero y luego en empresario materialista.
* ‘’El que trabaja, tiene. El que ahorra tiene más’’…ha sido la enseñanza que ha inculcado a sus hijos y nietos.
Karmelynda Valverde/Ometepec, Gro.
Su mamá le decía que era muy burro, la verdad es que no tenía mucho tiempo para ir a la escuela. Comenzó a trabajar a los siete años, primero ayudando a las ‘’barilleras’’ a acarrear sus cajas a los puestos que tenían en los corredores de las casas frente al zócalo. En este trabajo ganaba diez centavitos y con eso pagaba su almuerzo. Obviamente esto no era suficiente. Su padre los había abandonado y su madre le exigía que trabajara para que le ayudara entonces, aunque fuera pagando su almuerzo ya que tenía tres hijos más ‘’El primer sueldo que tuve fue de diez centavos pero no era suficiente. Entonces comencé a vender paletas …iba a la escuela de ocho de la mañana a doce del día y cuando salía me iba a vender paletas en una cajita de madera…me ganaba un peso diario vendiendo paletas y con eso compraba mi mamá maíz…había veces en que no vendía lo suficiente, o se me caía el cajoncito de las paletas y si no llevaba el peso mi mamá me chingaba. Éramos muy pobres, nuestra vida fue muy dura, muy triste, sobre todo cuando muere mi madre y tuvimos que separarnos los cuatro hermanos para irnos a vivir de arrimados. Yo solamente tenía nueve año…a mi
hermano y a mí nos daban permiso de dormir en su casa las Carreño y mis hermanas se acomodaron en otra casa’’.
Don Román Ponce no se dejó vencer por la adversidad que vivió desde temprana edad. Al contrario, la escases económica y el dolor de haber perdido a su madre, fueron el acicate que lo impulsó a tener sueños y a esforzarse sobremanera para alcanzarlos ‘’ Estando yo jovencito veía un carro y me decía ‘’un día voy a tener un carro mejor que ese, voy a tener mi casa propia…pero sin duda mi sueño más acariciado era el de encontrar una buena mujer que yo amara y me amara y formar una familia. Y aprendí el oficio de platería y oro con don Germán Oliva y trabajé mucho y ahorré, porque como yo supe desde chamaquito lo que costaba ganarse un centavo, aprendí también muy chamaquito a apreciar lo que ganaba…yo a mis hijos no solamente les he inculcado la honestidad, porque a mí la robadera nunca me gustó, sino que siempre les he dicho que cuiden el fruto de su trabajo, que ahorren, ¡porque el que ahorra tiene!. Cuando me casé con mi esposa, había ahorrado ¡13 mil pesos para la boda!, le compré su ajuar en Puebla y allá nos fuimos de luna de miel. Yo ya tenía mi propio taller de oro y hacía joyas… llegué a tener 8 joyeros trabajando. Llegué a comprar hasta 5 kilos de oro juntos; por ese tiempo costaba como 99 mil pesos el kilo…nos íbamos con mi mujer a vender oro a las ferias, hacíamos entregas en muchos lugares. Y comencé a hacer dinero… y hasta Lupe López me decía ‘’ya párale ya has hecho mucho’’.
Por si fuera poco, un conocido de don Román que trabajaba para una dependencia del gobierno estatal, había puesto un negocio de materiales para construcción y cuando se fue de Ometepec, se lo traspasó ‘’se llamaba Materiales La Fe y se lo dejé a mi hijo Rafael que ya se había casado…pero también me hice de ganado y tenía un rancho…pero te repito el que trabaja, tiene. El que cuida, y el que ahorra, tiene. Yo no tuve herencia, y mi mujer tampoco. Pero llegamos a tener, aunque desgraciadamente me secuestraron dos veces y me quitaron capital con los rescates’’.
De niño huérfano desprotegido a próspero empresario. Hombre muy ahorrativo, pero no pichicato. Fue benefactor generoso del Colegio Juana de Matel, a donde entregaba hermosas piezas de oro con diamantes para ser rifados y así obtuvieran buenos recursos del producto de la rifa, entre otras obras filantrópicas. Sin embargo, su mayor satisfacción no es lo material que obtuvo trabajando con ahínco, sino la familia que formó junto a su difunta esposa, doña Maya, sus 8 hijos y sus 21 nietos ‘’Mi primer hijo fue Rafael y luego vinieron cinco niñas y cada que nacía una no me gustaba mucho porque yo quería más hijos hombres, pero ahora me siento muy contento con mis hijas mujeres, con mis nietas mujeres, yo los quiero a todos y para todos ellos mi consejo sigue siendo el mismo: que trabajen y que ahorren, porque el que trabaja tiene, ¡y el que ahorra tiene más!.
Él es don Román Ponce Estrada, digno ejemplo de un hombre que supo transformar su destino adverso en una exitosa realidad.
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Un historia hermosa y triste...., Don Roman Ponce es un Señor Ometepequense que se gano el cariño y respeto de sus paisanos, un Hombre respetuoso y trabajador.
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